Mi llegada al Centro de Cultura Tradicional Museo Escolar de Pusol fue de manera inesperada. Desde finales de 2016 estuve buscando empresas donde realizar las prácticas, con las que terminaría mi formación superior como guía, informador y asistente turístico. Fueron varias las opciones, pero ninguna parecía llegar a buen puerto por diferentes motivos, hasta que un buen día mi tutora me propuso realizarlas en el Museo Escolar de Pusol. Este era un lugar desconocido para mí en cuanto a contenido, ya que no lo había visitado anteriormente.

Algo que pensé cuando llegué el primer día e hice la guía con los técnicos del museo fue: “¿Por qué no he venido antes a este lugar?”.

Pasaron los días como alumno en prácticas y fui descubriendo todo lo relacionado con el museo, el colegio, la forma de trabajar, cómo se deben conservar todas y cada una de las piezas donadas, etc. Unas semanas después, los técnicos del museo ya habían puesto su confianza en mí, dejando en mis manos la guía de una parte del museo: los comercios. Recuerdo sentirme muy agradecido por la oportunidad, pero a la vez nervioso, ya que no solo tenía que guiar a los/as niños/as de los colegios que nos visitaban, si no también brindar apoyo al alumnado de nuestra escuela. Ellos/as son los/as verdaderos/as guías de este museo. A parte de aprender a realizar correctamente la visita guiada, también colaboré en muchos de los eventos turísticos en los que el museo participaba, como la Museum Week o los diferentes talleres de artesanía tradicional que se llevan a cabo en el propio museo: trenzado de palma blanca, la elaboración de un penjoll de mazapán, juegos tradicionales (tanganillo), etc.

El momento de finalizar las prácticas fue triste para mí, porque durante esos tres meses había descubierto cómo era antiguamente mi ciudad, Elche, de donde venía, cuál fue su cultura tradicional, sus oficios… Un pasado no tan lejano, pero a la vez tan desconocido para nosotros/as, los/as jóvenes. Además, finalizar significaba decir adiós a un gran grupo de personas, a todo el equipo del Museo Escolar, al que tengo que dar las gracias por todo lo que me han enseñado y siguen enseñándome en la actualidad.

En este punto decidí despedirme como alumno en prácticas y volver como voluntario del museo. Estaba entusiasmado con todo lo que había descubierto desde que estaba allí y quería saber más. Seguí participando en las visitas guiadas aportando ideas, y además, me adentré un poco más en las tareas internas del museo, esta vez con las transcripciones de las entrevistas a los/as vecinos/as de las pedanías, los cuales nos cuentan sus propias vivencias de la infancia en el campo, su rutina, las comidas típicas que cocinaban...

Actualmente sigo de voluntario y no puedo estar más contento, ya que cada día sé que voy a aprender un poco más del municipio de Elche y su entorno. Además, es muy gratificante participar en un Proyecto Educativo-Museístico como el del Museo Escolar de Pusol, ayudando a recuperar las tradiciones para mostrar al mundo cuales son nuestras raíces. Un proyecto único que debemos cuidar y dar apoyo, para que nuestra cultura logre traspasar cualquier barrera.

Autor: Luis Alberola, voluntario del Museo Escolar.